viernes, 16 de mayo de 2008

Presentación (Segunda parte)

La violencia es una estructura

La violencia tanto alimenta, como se re-alimenta de los procesos sociales. Es una estructura, una totalidad en el sentido filosófico del término. Sólo un estudio en profundidad del comportamiento humano, en todo aquello que tiene relación con lo agresivo, nos permitirá comprender y evidenciar este carácter estructural. Y ello porque todas las formas del comportamiento agresivo están vinculadas directa o indirectamente entre si. Es preciso desenmascarar estas intrincadas relaciones (que no siempre se dan en forma obvia) para poder llegar mediante análisis al estudio de sus componentes primero, y luego por síntesis, a visualizar su entramado cultural para identificarlas, no como parte integrante de la cultura, sino como anomalía deformante, como enfermedad que la aqueja y debemos, erradicar, si queremos vivir en plenitud. Ocurre que no hay conexiones inocentes, aunque a veces no les demos importancia o las obviemos , pese a tenerlas delante de nuestros ojos. Un ejemplo cotidiano: la portada de una popular revista de deportes argentina traía en su tapa el anuncio de un importante material gráfico sobre las “barras bravas”. Lo presentaba bajo el título: “El horror de la violencia”. La otra nota destacada en la portada se refería a la pelea por el título mundial de los pesos medianos diciendo: vibrante testimonio del único enviado especial de Argentina : ¡Hagler lo mató¡¡¡. No creo que los editores pensaran que estaban exaltando la violencia que simultáneamente trataban de combatir, aunque “matarlo” sea el más contundente de los triunfos en un combate .Tampoco, que pensaran que existe una relación entre el lenguaje violento y la violencia (de los barra-brava) en este caso. Concebir la violencia como totalidad implica –precisamente- visualizar la misma como un todo cultural.
Esto es lo que no se hace. Los intentos de desterrar las manifestaciones violentas en nuestro país, se han visto frustrados por la negativa contumaz a considerar la violencia como problema estructural y, a consecuencia de ello, no respetar ni los estudios ni el accionar que corresponde a ese tipo de problemas. Una estructura designa a un conjunto de elementos solidarios entre sí, o cuyas partes son funciones unas de otras. Sus componentes se hallan interrelacionados; cada componente está relacionado con los demás y con la totalidad. Es por ello que se dice que una estructura está compuesta de miembros más que de partes, y que es un todo, más bien que una suma. Pero nuestras acciones en procura de detener la violencia, siguen con su metodología atomizada: seguimos tratando o intentando tratar, la violencia familiar; la violencia y la minoridad ;la violencia en el lenguaje, en la política, en los espectáculos deportivos y así “ ad nausea” .Solamente un estudio que ilumine y analice esta “compenetración funcional” conforme hemos denunciado, permitirá ver como se entreteje la violencia que se enmascara en el lenguaje, con la economía ; con la política , con las relaciones familiares y sociales ,en suma con ese todo que es la cultura, que tiñe la totalidad del hacer humano..Allí es donde se inscribe la violencia, inseparable del haber cultural .Por eso, es también ingenuo crearse expectativas grandiosas sobre la Noviolencia a breve plazo. Ella implica una transformación cultural; una reformulación de valores. Es una tarea muy compleja, muy difícil, y porqué no decirlo, larga. El Cristo nos viene hablando desde hace dos mil años y su llamada a la perfección, todavía nos suena a cuasi –impracticable. Baste como botón de muestra pensar qué, tal como lo dice Bárbara Wooton nuestra sociedad, y cualquier sociedad civilizada en última instancia, se funda en la violencia parar reflexionar sobre lo dicho.

Algunas consideraciones particulares
El lenguaje violento

Sin perjuicio de profundizar en próximas entregas estos temas, y al solo efecto de ejemplarizar las relaciones sobre las que venimos conversando, echemos una ojeada a nuestro lenguaje: no se necesita andar mucho para constatar que hablamos un lenguaje violento. Dado que el lenguaje revela estructuras de pensamiento, es obvio que al tiempo, poseemos un pensar violento. Es sabido que a cierta altura, todo pensamiento tiende a convertirse en acción. La palabra nos permite descubrir las ramificaciones de la violencia, sea esta figurada o simbólica.( De ahí la importancia que Olivier Reboul concede al discurso ideológico). A cierta altura de su vida, Martin Luther King creó una comisión llamada a estudiar el lenguaje cotidiano en los Estados Unidos. Se trataba de estudiar la posibilidad de erradicar aquellas palabras que tuvieran un contenido racista. A las doscientas abandonaron. La magnitud de la tarea la hacía poco menos que imposible. Navegando esas aguas, me puse a hacer un listado de las palabras violentas usadas por los relatores deportivos, fundamentalmente en fútbol. Es una interminable terminología bélica.” Táctica, ataque, estrategia defensa, victoria, derrota, rival, enemigo, matar, aplastar, quemar, talar, pasarle por encima, etc., son términos comunes. Se habla de “bandos” en lucha (o escuadras).Se ejecuta, dispara o patea .Existe hasta una “muerte súbita”, y desde ya hay “eliminados y sobrevivientes”.Un conocido relator invita a sus escuchas a “vivir los últimos cuarenta y cinco minutos” (Va a empezar el segundo tiempo). Otro,”a gritar hasta que se nos rompa la garganta”. Es la misma persona que después manifiesta “no saber porque existe violencia en el fútbol”. Aclarando gravemente: “Se trata de los inadaptados de siempre”.Como el negocio continúa rindiendo dividendos (tal como dijo un destacado dirigente “quiero ver que político se anima a bajarle la cortina al fútbol”) el problema continúa. Periódicamente se vuelve a retomar el tema de la violencia en el fútbol. Pero desde ya, nada de encuadrarlo dentro del problema estructural de la violencia. La publicidad (que es lenguaje) tiene otras razones e intereses. (Continuará).

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